miércoles, 20 de junio de 2012

Paula Antelo Pérez

CULTO A LOS DIOSES ROMANOS

MARBLE - HEAD DE LA ESTATUA DE LA DIOSA CERES.

MITO

Ceres, en la mitología romana, era la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. De ella proviene el nombre de cereales.

Según el mito, Ceres era hija de Saturno y Ops, hermana de Júpiter, Juno, Vesta, Neptuno y Plutón.

Enseñó a los hombres el arte de cultivar la tierra, sembrar, recoger el trigo y elaborar el pan.

Era patrona de Enna (Sicilia). Según la leyenda, Ceres rogó a Júpiter que Sicilia fuese ubicada en los cielos. El resultado, debido a que la isla tiene forma triangular, fue las constelación Triangulum, uno de cuyos nombres antiguos fue “Sicilia”.

Disponía de otros 12 dioses menores que la ayudaban y estaban a cargo de los aspectos específicos de la agricultura.

CULTO

Los romanos erigieron un templo en su honor en el monte Aventino, en Roma. Su principal festividad era la cerealia, o ludis ceriales, celebrados cada 12 y 19 de abril. Su culto se llevaba a cabo mayoritariamente por las clases plebeyas.

Se desconocen los rituales de este culto, pero se sabe que usaban al cerdo, a la cerda y a la jabalina como animales de sacrificio. Ceres también admitía al carnero.
Únicamente estaba consagrada con la amapola, no sólo porque crece entre el trigo, sino también porque Júpiter se la hizo comer para provacarle el sueño y aliviarle el dolor en una ocasión.

Se la suele representar con aspecto de mujer hermosa, gran altura, con mirada lánguida y cabello rubio. Suele llevar una corono de trigo.


LAR, EL DIOS ANCESTRAL PROTECTOR  DE LA CASA ROMANA.

Lar era el dios protector de la casa, encargado de su tutela. Guardaba el fuego del hogar.

Se representaba en forma de pequeñas estatuas. Estas se colocaban tanto dentro como fuera de la casa en pequeños altares llamados lararuim, donde se realizaban ofrendas o se les rendía oración.

EL lararuim solía situarse en el atrium, lo más cerca posible de la puerta principal (en las villae).

En las insulae, el lararium se situaba cerca de la cocina, o incluso en los propios dormitorios.
Era importante no situarlos en lugares escondidos o poco transitados, con el fin de que no fuesen ignorados u olvidados.






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